Comenzar un emprendimiento implica familiarizarse con conceptos financieros clave que son esenciales para una gestión eficiente y una toma de decisiones estratégicas. Entre estos conceptos destacan los activos corrientes y activos no corrientes, fundamentales para organizar y planificar los recursos de cualquier negocio.
A continuación, explicamos en detalle qué son estos activos, con ejemplos prácticos que te ayudarán a entender cómo contribuyen a la estabilidad y el crecimiento de tu empresa.
¿Qué son los activos corrientes?
Los activos corrientes son aquellos recursos que posee tu empresa que pueden convertirse de forma rápida en efectivo. Este tipo de activos es crucial para cubrir gastos operativos y responder a necesidades financieras inmediatas, asegurando que el negocio pueda funcionar sin depender de ingresos futuros.
Ejemplos de activos corrientes:
- Inventarios: Son todos los productos que tienes en stock, listos para vender. Si eres dueño de una tienda de ropa, las prendas en el almacén representan inventarios.
- Cuentas por cobrar: Se refieren a los pagos pendientes que debes recibir de clientes. Si, por ejemplo, vendes productos o servicios a crédito, este monto representa dinero que tienes por cobrar.
- Efectivo: Incluye el dinero en caja y las cuentas bancarias del emprendimiento. Este es el activo más líquido y accesible que tienes.
- Inversiones a corto plazo: Bonos, depósitos o cualquier otro valor que puedas vender fácilmente en el mercado financiero.
La disponibilidad de activos corrientes asegura que tu empresa pueda afrontar gastos esenciales, como salarios, pago a proveedores o reposición de inventarios, sin contratiempos.
¿Qué son los activos no corrientes?
A diferencia de los activos corrientes, los activos no corrientes representan inversiones a largo plazo que no se convierten rápidamente en efectivo, pero son fundamentales para el desarrollo y la estabilidad de un negocio.
Estos activos se dividen en dos categorías principales:
- Activos fijos: Inmuebles, vehículos, maquinaria y otros equipos que usas para operar tu negocio. Si tienes un taller de carpintería, por ejemplo, las herramientas de trabajo y el local donde opera son activos no corrientes.
- Activos intangibles: Incluyen patentes, marcas y derechos de autor que tienen valor para el negocio, aunque no sean físicos. Por ejemplo, puede ser la marca comercial de tu negocio, que en unos años se revalorizará y valdrá una fuerte suma de dinero.
Aunque menos líquidos, los activos no corrientes representan una base sólida para el crecimiento futuro. Si decides adquirir un local en lugar de alquilarlo, estás creando un respaldo económico que reducirá costos a largo plazo y aumentará el valor de tu emprendimiento.
¿Por qué son importantes los activos en la gestión financiera de un negocio?
Una gestión eficiente de los activos corrientes y no corrientes es clave para mantener la salud financiera de tu negocio. Aquí hay tres razones principales:
- Liquidez: Los activos corrientes te permiten responder con rapidez a las necesidades financieras. Al tener efectivo o cuentas por cobrar disponibles, tu negocio puede solventar gastos como salarios, pago de proveedores y reposición de inventarios sin inconvenientes.
- Estabilidad y capacidad de crecimiento: Los activos no corrientes, en este caso, le dan un respaldo sólido a tu empresa, brindándole estabilidad. Al invertir en ellos, estás construyendo la base de crecimiento futuro y aumentando el valor del negocio.
- Equilibrio financiero: Mantener un equilibrio adecuado entre activos corrientes y no corrientes te ayuda a conservar flexibilidad. Si todos tus recursos estuvieran en activos corrientes, podrías cubrir gastos, pero tal vez te faltaría el respaldo a largo plazo. Y si todo estuviera en activos no corrientes, podrías enfrentar dificultades para cubrir pagos a corto plazo.
Consejos prácticos para gestionar tus activos
- Monitorea constantemente tus activos corrientes para mantener un flujo de efectivo saludable.
- Evalúa tus inversiones en activos no corrientes para asegurarte de que respalden los objetivos estratégicos de tu negocio.
- Evita acumular exceso de inventario, ya que puede inmovilizar recursos innecesariamente.
- Reinvierte en activos no corrientes que aumenten el valor y la estabilidad de tu empresa.
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Aprende conceptos básicos y esenciales para que puedas tomar decisiones informadas y estratégicas para el crecimiento de tu emprendimiento o negocio. Ahora que comprendes la diferencia entre activos corrientes y no corrientes, sigue explorando recursos adicionales para maximizar el potencial de tu emprendimiento. Mira todos los capítulos aquí.
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